«Te veo entrar…, tan sutil, tan elegante y femenina.
Qué forma de andar, pareces un precioso objeto de valor.
Bueno, no lo pareces, lo eres.
Tu cara deslumbrante, blanca, perfilada, con cierto dibujo
de mujer dura, hecha a ti misma.
La mezcla de mujer joven, hermosa y la madurez de tus
expresiones, de mujer más curtida.
Pienso cómo ha sido tu vida
y si yo tendré algún día cabida en ella.
Un pequeño hueco en tu existir.»